
Mito o realidad. ¿Influye la alimentación en la fertilidad?
Por la Dra. Vega Cabezuelo – Ginecóloga de la Unidad de la Mujer, Hospital Ruber Internacional
En muchas ocasiones escuchamos que «somos lo que comemos», pero ¿puede realmente nuestra alimentación afectar nuestra fertilidad? La respuesta es un claro sí.
Según la doctora Vega Cabezuelo, ginecóloga de la Unidad de la Mujer del Hospital Ruber Internacional, tanto nuestros hábitos dietéticos como ciertos agentes externos presentes en nuestro entorno pueden impactar directamente en nuestra capacidad reproductiva.
Alimentación y fertilidad: una relación directa
Una dieta desequilibrada, el consumo de tabaco, alcohol o drogas no solo afectan a nuestra salud general, sino que también tienen un impacto negativo en la fertilidad, tanto en hombres como en mujeres. Uno de los factores clave es el sobrepeso o la obesidad, que contribuyen al aumento de la toxicidad celular y del estrés oxidativo.
En el caso del hombre, el exceso de peso puede reducir los niveles de testosterona, alterar la calidad del semen y favorecer la disfunción eréctil. Por su parte, la mujer con obesidad puede experimentar irregularidades ovulatorias, menor respuesta a tratamientos hormonales y ovocitos con más alteraciones genéticas. Todo esto puede traducirse en embriones con anomalías cromosómicas, menor tasa de implantación y más riesgo de aborto.
Además, no hay que olvidar que una alimentación inadecuada también puede alterar la microbiota intestinal y endometrial, dos elementos clave en el proceso de implantación embrionaria.
Agentes externos: más allá de lo que comemos
Pero no todo depende de lo que elegimos comer. Existen sustancias presentes en el ambiente, los alimentos, el agua o incluso en los cosméticos que pueden acumularse en nuestro organismo y afectar a nuestra salud reproductiva. Estos compuestos, muchos de ellos lipofílicos, permanecen durante años en nuestro cuerpo y pueden incluso transmitirse entre generaciones por mecanismos epigenéticos.
Algunos de los más relevantes son:
- Disruptores endocrinos: interfieren con el funcionamiento hormonal normal.
- Organoclorados (como el DDT): presentes en aguas contaminadas y algunos pescados.
- Organofosforados: utilizados en pesticidas, podrían encontrarse en frutas y verduras.
- Ftalatos: usados en la fabricación de plásticos como el PVC.
- Bisfenol A: presente en muchos envases plásticos y relacionado con efectos adversos en la salud reproductiva.
La fertilidad no es un tema aislado del resto de nuestra salud. Cuidar nuestra alimentación, mantener un peso saludable y reducir la exposición a sustancias tóxicas son pasos fundamentales para proteger nuestra salud reproductiva. En la Unidad de la Mujer, creemos en la prevención y en el poder de la información para tomar decisiones conscientes.
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