«No me quedo embarazada»: estudio básico de esterilidad

Si después de 12 meses de relaciones sexuales sin protección no se da la gestación de forma natural, lo adecuado sería acudir al especialista en Ginecología. Este realizará los estudios pertinentes en orden de localizar la causa del problema. Lo que se conoce como estudio básico de esterilidad.

Muchas son las parejas que no consiguen el embarazo, aproximadamente unas 70 millones en todo el mundo. Sin embargo, el porcentaje de las que finalmente logra su objetivo tras someterse a las técnicas de reproducción adecuadas es muy esperanzador y supera el 70% de las mismas.

Estudio básico de esterilidad: pasos previos

El paso inicial de este análisis es uno de los más importantes a la hora de determinar el origen de la esterilidad y asegurar el éxito del tratamiento. Consiste en realizar una minuciosa historia clínica general.

En la consulta, el ginecólogo hará las preguntas pertinentes para averiguar si la mujer tiene ciclos menstruales irregulares. Además de si ha sufrido endometriosis o si ha sido sometida a alguna intervención quirúrgica en los ovarios.

De igual forma, el especialista necesitará conocer ciertos datos del historial clínico del hombre. Como por ejemplo si ha padecido infecciones, sobre todo paperas.

Por supuesto, cuanta más información pueda facilitar la pareja, respaldada por pruebas diagnósticas previas o tratamientos llevados a cabo hasta el momento, más eficiente será este primer encuentro.

Antes de pasar al estudio básico de esterilidad propiamente dicho, será necesario realizar una exploración general, mamaria y ginecológica a la mujer. También serán valiosos los datos relacionados con la altura, el peso y la tensión arterial de la paciente.

Imagen de mujer en blanco y negro

El estudio básico de esterilidad constará de las siguientes pruebas diagnósticas para comprobar:

– Calidad del semen
– Normalidad del útero y las trompas
– Calidad de la ovulación y la función hormonal del ovario

1. Semiograma o espermiograma

El objetivo de esta prueba es comprobar si la cantidad de espermatozoides, su movilidad y morfología se corresponden a los estándares de normalidad establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Para certificar los resultados se recomienda la realización de dos semiogramas, sobre todo si el primero revela alguna anomalía.

2. Recuento de espermatozoides móviles (REM)

En función de los datos extraídos de los seminogramas, se realizarán pruebas complementarias, tales como el recuento de espermatozoides móviles (REM), que se realizará tras la preparación de la muestra seminal en el laboratorio.

3. Ecografía transvaginal

Las ecografías transvaginales permiten descartar la presencia de miomas, pólipos, quistes, hidrosalpinx (trompas dilatadas y con líquido en su interior) o malformaciones uterinas a través de la exploración exhaustiva del útero, la cavidad uterina y el endometrio.

4. Histerosalpingografía (HSG)

La HSG es una radiografía mediante la cual, a través de la introducción de una sustancia de contraste por el cuello del útero, se pueden explorar la cavidad uterina y la trayectoria y permeabilidad de las trompas, que es el lugar donde óvulo y espermatozoide se encontrarán.

5. Histerosonografía

Empleando la misma técnica que en la anterior prueba, se introducirá una sustancia de contraste a través del cuello del útero para, en este caso, realizar una ecografía que permitirá visualizar la cavidad uterina y comprobar la permeabilidad de las trompas.

6. Ecografías transvaginales y determinaciones hormonales

Determinar la calidad de la ovulación y la función hormonal del ovario es bastante complejo y no existen pruebas 100% fiables. No obstante, tanto las ecografías transvaginales como las determinaciones hormonales pueden resultar útiles. Asimismo, la regularidad de los ciclos también resultará un factor clave para comprobar el funcionamiento de los ovarios.

Las primeras se realizan en diferentes momentos del ciclo y permiten valorar la reserva ovárica. También ayudarán a descartar la presencia de quistes funcionales, ovarios poliquísticos o quistes endometriósicos que podrían alterar la ovulación.

En cuanto a las segundas, atendemos a dos indicadores la hormona foliculoestimulante (FSH) y la hormona antimulleriana (HAM). Los niveles elevados de FSH y bajos de HAM sugerirán una reserva ovárica baja. Por tanto, permitirán prever una respuesta pobre a la estimulación ovárica. Si los resultados no revelan ninguna anomalía y el origen de la esterilidad es desconocido (EOD), el ginecólogo indicará el mejor tratamiento. Si no es así, el especialista ginecológico puede que se sirva de pruebas complementarias para afinar el diagnóstico.

Imagen en blanco y negro de pareja abrazándose

7. Pruebas complementarias en el estudio básico de esterilidad

  • Pruebas seminales avanzadas (estudio del ADN de los espermatozoides).
  • Biopsia del testículo.
  • Pruebas hormonales ampliadas y examen de la glándula tiroides.
  • Estudios inmunológicos para detectar la presencia de anticuerpos.
  • Pruebas hematológicas para ver si existe un aumento de la velocidad de coagulación de la sangre.
  • Estudio genético con examen de los cariotipos para descartar la posibilidad de ser portadores de enfermedades hereditarias.
  • Histeroscopia: una vez se detectan los pólipos, miomas o tabiques dentro de la cavidad uterina.
  • Laparoscopia: ante la sospecha de hidrosalpinx, endometriosis, quistes ováricos…

Os recomendamos visualizar el siguiente vídeo en el que la Dra. Suárez y el Dr. Vidal, Dir. de la Unidad de la Mujer explican en qué consisten los tratamientos de Reproducción Asistida en detalle:



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