Principales obstáculos de la lactancia materna

La lactancia materna es un proceso instintivo que debe iniciarse, si se puede, justo después del nacimiento, para aprovechar lo que llamamos el reflejo de arrastre al pecho innato que tienen los bebés, y que activan ya en el piel con piel. Sin embargo, esto no quiere decir que sea un proceso sencillo, ya que existen ciertos obstáculos de la lactancia materna que pueden llevar, incluso, al abandono de la misma por parte de la madre.

Y es que, a pesar de los beneficios y de la naturaleza instintiva de la misma, sigue siendo en muchos casos un tema poco profundizado durante el embarazo. Esto conlleva a un gran desconocimiento por parte de la mujer, que puede derivar en malos agarres, malas posturas y otros problemas que, en la mayoría de los casos, podrían resolverse fácilmente.

Por ese motivo, hoy queremos dedicar este artículo a destacar algunos de los principales obstáculos de la lactancia materna.

Una mala postura

La lactancia materna es un proceso de autoconocimiento. La mamá y el bebé deben ir acomodándose de manera que encuentren la forma y el modo que sea más cómodo para ambos. Y es que, en ocasiones, los dolores, el mal agarre por parte del bebé, que este suelte el pecho pronto… se debe simplemente a una mala postura, que hace que uno u otro estén incómodos. Así, aquí describimos algunas de las mejores posturas para dar el pecho:

  • Posición de cuna: la madre estará sentada con la espalda recta o un poco reclinada y el bebé en su regazo, con la cabeza apoyada en el antebrazo, la cara mirando al pecho y los pies hacia el otro pecho. En esta postura se recomienda colocar un cojín en la espalda de la madre y elevar las rodillas apoyando los pies en algo alto.
  • Posición del balón de rugby: la madre estará sentada o un poco reclinada, con una almohada en su espalda y otra a un lado. El bebé estará sobre esta última, bajo el brazo de la madre, quien sujetará su cabecita por la nuca. El cuerpo del bebé rodea la cintura, con los pies en dirección a la espalda. Es la postura ideal para gemelos, mujeres con pecho grande, bebés de bajo peso, cesáreas, bebés con la nariz taponada, casos de alto flujo…
  • Posición en paralelo: la madre estará tumbada de lado, con el bebé de costado frente a ella.
  • Posición de caballito: el niño permanecerá a horcajadas sobre la pierna de la madre, quien le sujeta por el tronco. Se recomienda en mujeres con pechos muy grandes, cuando aparecen grietas o bebés con problemas de agarre.
  • Posición de crianza biológica: la madre estará reclinada en un ángulo de 15º-65º, y el bebé sobre ella, boca abajo, con contacto total entre ellos. Es la posición que se recomienda en el primer agarre, al nacer, ya que es el bebé el que busca el pecho, ayudado por la madre.

Un mal agarre

Cuando el bebé no realiza un correcto agarre del pezón, puede provocar intensos dolores e, incluso, aparición de grietas o ampollas que convierten el momento de lactar en un sufrimiento para la madre.

El correcto agarre es aquel en el que el bebé abarca prácticamente la totalidad de la aureola. Sin embargo, muchas veces los bebés succionan de la forma que lo hacen con un chupete. Cuando ocurra esto, la mamá debe desengancharle con cuidado colocando un dedo entre el pecho y la boca del bebé, abrir bien su boca y dejarle que busque de nuevo el pezón.

Frenillo lingual corto

Uno de los problemas que pueden derivar en un mal agarre y, por tanto, en una lactancia dolorosa, es el frenillo lingual corto en los bebés, lo que les impide abrir bien la boca. Por ese motivo, en caso de problemas para establecer una lactancia materna sin dolor y efectiva, se puede acudir al pediatra para que compruebe si es un caso de frenillo corto y, en caso de ser necesario, proceder a realizar una frenotomía.

Uso precoz del chupete

Por lo general se recomienda evitar el uso del chupete los primeros días de vida y solo emplearlo cuando la lactancia materna está bien establecida, para así evitar un mal agarre.

Mastitis

La mastitis es una inflamación de la mamá que, si no se trata, puede derivar en una infección. Hay varios motivos que pueden provocar una mastitis, como un conducto obstruido por no vaciar el pecho por completo o tomas muy espaciadas, o la entrada de bacterias a través del pezón por presencia de grietas.

Así, para tratar la mastitis se recomienda reposo por parte de la madre, vaciar frecuentemente ese pecho, usar antiinflamatorios y, si es necesario, un antibiótico.

En los casos de mastitis, el bebé puede seguir succionando del pecho afectado. De hecho, se recomienda para facilitar el vaciado del mismo. Sin embargo, la mastitis puede alterar el sabor de la leche y provocar rechazo por parte del bebé, en cuyo caso habría que extraer la leche con un sacaleches o de forma manual.

Pezones planos o invertidos

En torno a un 10% de las mujeres presentan pezones planos o invertidos. Esto no tiene por qué ser un problema para ofrecer lactancia materna, ya que el bebé no solo succiona del pezón, sino de la aureola. Además, muchos pezones planos se corrigen cuando se aproxima el parto o cuando comienza la lactancia.

Sin embargo, hay casos en los que sí se puede convertir en un obstáculo para la lactancia materna. Por ello, se recomienda:

  • Iniciar la lactancia lo antes posible, en las dos primeras horas de vida del bebé, comenzando con el pecho más complicado.
  • Usar sacaleches antes de las tomas para dar forma al pezón y estimular la formación de leche para que sea más fácil el agarre.
  • Emplear la técnica del sándwich, que consiste en apretar suavemente el pecho con los dedos.
  • Usar la posición del balón de rugby.
  • Emplear pezoneras: en el último caso, si el resto de opciones no ha funcionado, se puede llegar a recurrir al uso de pezoneras con prudencia y durante un tiempo limitado, ya que estas pueden confundir el agarre y la succión del bebé, derivar en infecciones o disminuir el flujo de leche.

Crisis de lactancia

La lactancia materna es a demanda. Por lo general, al principio los bebés demandan cada muy poco tiempo. Con el tiempo las tomas se van espaciando y la producción de leche se va regulando. Sin embargo, y coincidiendo por lo general con los brotes de crecimiento, los bebés experimentan lo que llamamos ‘crisis de lactancia’. Se trata de períodos en los que reclaman de nuevo muchas más tomas, parecen quedar insatisfechos, están más alterados…

Esto puede suponer una importante presión y frustración para la madre, además de generar dudas: “¿se queda con hambre?”, “¿no me sale suficiente leche?”… Por ello, lo más importante es ser conscientes de que existen estos periodos, que forman parte del crecimiento del bebé y, lo más importante, que pasan. Así, las crisis de lactancia más comunes se dan al mes y medio y a los 3 meses.

Aspectos psicológicos

La lactancia materna puede ser un proceso placentero, emocionante y muy especial para la madre y el bebé, pero también puede convertirse en un proceso muy frustrante lleno de altibajos. La madre, por lo general, se ve sometida a una gran presión, al verse responsable del crecimiento correcto y la cogida del peso del bebé. A esto se le suma la gran incertidumbre que aún, a día de hoy, rodea a la lactancia materna.

Del mismo modo, la lactancia materna requiere de cierto sacrificio, pues como decíamos, es completamente a demanda, lo que puede hacer que el bebé esté, en ocasiones, prácticamente todo el día enganchado al pecho. La madre sostiene así todo el peso de la alimentación, lo que interfiere en la calidad del sueño, en el autocuidado, en la pérdida de autonomía…

Por eso, lo más importante es ofrecer siempre apoyo a la madre, especialmente mientras la lactancia se instaura, nunca juzgar ni presionar y facilitarle el resto de las tareas.

Y, por supuesto, nunca debemos juzgar la decisión de una madre de escoger lactancia materna o artificial, por los motivos que sean. Y es que, al final de todo, lo que más puede repercutir en el bebé es el bienestar de su madre, y el vínculo entre ellos va mucho más allá de la alimentación.


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