Hiperémesis gravídica, cuando las náuseas matutinas se convierten en un verdadero problema
1 de cada 100 mujeres embarazadas sufre hiperémesis gravídica. Este es un trastorno que provoca una pérdida de peso de hasta el 5%, además de otras consecuencias graves que pueden llegar a poner en riesgo la salud tanto del bebé como de la madre.
El primer trimestre de embarazo es un periodo lleno de ilusión pero también de incertidumbre –y hasta cierto punto temor-, sobre todo para las madres primerizas. El cuerpo de la mujer sufrirá grandes transformaciones y, como consecuencia, irán apareciendo los primeros síntomas. Los más comunes son el sangrado ocasional, los calambres, el dolor abdominal, los cambios de humor… y las famosas náuseas matutinas.
A modo de aclaración, deciros que las náuseas y vómitos matutinos no tienen por qué ocurrir únicamente en esta fase del día. Además, son completamente normales -el bebé, por supuesto, no se verá afectado por las mismas- y suelen desaparecer cumplidas las dieciséis semanas de embarazo.
Ahora bien, ¿qué ocurre si dichas náuseas y vómitos son tan frecuentes que resulta imposible mantener los alimentos y bebidas en el estómago? En este caso, estaríamos hablando de hiperémesis gravídica.
Cómo diferenciar las náuseas y vómitos matutinos –o emesis del embarazo- de la hiperémesis gravídica
Tal y como afirmaba el Dr. Juan Vidal, Dir. de la Unidad de la Mujer, en esta entrevista para la revista Hola: “cuando estos vómitos son excesivos, es decir, que la mujer vomita todos los alimentos que come e incluso los líquidos, estamos ante un cuadro que se llama hiperémesis”.
Otros síntomas que alertan de hiperémesis gravídica:
- Salivación excesiva.
- Pérdida de peso.
- Estreñimiento.
- Deshidratación –uno de los más graves- y sus consecuencias: orina oscura, piel seca, debilidad, desmayos…
Causas de este trastorno
El origen de este trastorno no es claro, aunque podría estar en el aumento de los niveles de la hormona gonadotropina coriónica humana (GCH).
Si bien puede desarrollarse en cualquier embarazo, sin distinción, es más probable en las gestaciones múltiples o molares.
Por otro lado, el Dr. Vidal aclara que “hay mujeres que en un embarazo vomitan mucho y en otro embarazo no vomitan nada”. Incluso, “el sexo del bebé puede llegar a influir: hay mujeres que tienen niñas y vomitan y niños y no vomitan, o al revés”.
Cómo actuar ante una hiperémesis gravídica
En primer lugar, al percibir los síntomas enumerados con antelación, la mujer embarazada debe ser ingresada para recibir el tratamiento pertinente, que se centrará en tratar la deshidratación y las náuseas –a través de medicación antiemética por vía oral o intravenosa-.
El apoyo psicológico también resulta clave para que la futura mamá no se altere ni preocupe en exceso.
Para prevenir la deshidratación y sus secuelas, se deberá aumentar el consumo de agua o los sueros por vía intravenosa según incrementen los vómitos.
De igual forma, la ingesta de alimentos también variará su frecuencia: se recomienda comer 6 o 7 veces al día en cantidades más pequeñas.
Desaparición de los síntomas
Normalmente, los vómitos tienden a remitir pasadas las doce primeras semanas de embarazo. No obstante, podrían darse excepciones en las que se prolongarán, llegando a mantenerse hasta el mismo día del parto.
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